33 años de Formación Profesional

Eduardo Pereyra, Director Nacional de Empleo analiza la evolución que ha tenido la FP en nuestro país desde 1983 a hoy.

La Dirección Nacional de Empleo (DINAE) es parte del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) y tiene como responsabilidad promover y orientar políticas públicas activas de empleo y formación profesional que contribuyan a la construcción de una cultura del trabajo para el desarrollo y que promuevan oportunidades de trabajo decente para la sociedad en general desde una perspectiva de derechos.

Dentro de los “Objetivos Estratégicos 2015-2019” se destacan algunos vinculados especialmente a Formación Profesional, tales como “promover la institucionalización e implementación del Sistema Nacional de Formación Profesional; diseñar y promover la puesta en marcha de un Programa Nacional de Certificación de Competencias Laborales y promover un sistema de Certificación Ocupacional (Profesional)”. 

Eduardo Pereyra, Director Nacional de Empleo es por lo tanto también el Director General del INEFOP (Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional), responsable de desarrollar, en articulación con instituciones públicas y privadas, políticas públicas de empleo y acciones de formación profesional en el ámbito del sector privado. 

¿Cómo ha evolucionado la Formación Profesional en los últimos 33 años en Uruguay? ¿Cuáles fueron los hitos o los “años clave” en este proceso?

Según el Director Nacional de Empleo, Eduardo Pereyra “Los últimos años han permitido formalizar el concepto de “Formación Profesional”, ya que nuestro país cuenta con una rica trayectoria en tal sentido. Es importante entender de qué hablamos cuando hablamos de Formación Profesional, ya que el término suele manejarse con ambigüedad. La FP es una actividad educativa que comprende todos aquellos aprendizajes que se dan a lo largo de la vida, como una necesidad de perfeccionamiento y actualización permanente. La Formación Profesional comprende el conjunto de acciones que integran un proceso de formación para el desempeño cualificado de las diversas profesiones, el desempeño de un trabajo o el acceso a un empleo y la participación activa en la vida social, cultural y económica, que permitan la adquisición y actualización permanente de los saberes profesionales, este es el marco conceptual que aplicamos al trabajar en el tema, y considero importante estar en línea con ello para poder analizar la transformación que hemos vivido desde 1983 a hoy. La realidad nos muestra que si bien las instituciones de FP comenzaron a surgir en los años 40, en sus comienzos eran concebidas como “entidades de capacitación no formal”, es decir eran independientes del sistema formal de educación, pero mantenían un diálogo directo con el mercado de trabajo. 

Desde ese momento, estas instituciones se han ido adecuando a los distintos contextos económicos, políticos y sociales y han tenido siempre que revalidar su función ante cada una de las nuevas situaciones nacionales. La década del 90 marcó el rumbo de lo hoy que diseñamos como políticas en tal sentido. Cerraron grandes fábricas, cientos de obreros deberían reconvertirse y esto implicó una nueva estrategia de desarrollo. La falta de mano de obra calificada que demandaba la nueva industria nacional, más pequeña, transformada, con mayor incorporación de tecnología, con una mirada hacia el mercado exterior y por ende, competencia global, nos imponía preparar a los trabajadores para una realidad mucho más dinámica y cambiante. 

En este contexto, las entidades de Formación Profesional comenzaron a expandirse, siendo un “agente democratizador de las oportunidades de educación formación y empleo” para aquellos sectores que permanecían excluidos del sistema educativo formal. En este sentido, estas instituciones constituían el instrumento de acción pública en el plano educativo hacia los más desfavorecidos. En 1992 el MTSS crea la Junta Nacional de Empleo (JUNAE) buscando dar respuesta a esta problemática en particular. La Junae era un organismo tripartito que tenía como objetivo implementar programas de capacitación para trabajadores en el seguro de desempleo y jóvenes que accedían por primera vez al mercado laboral, implementando además la asistencia para empresas en proceso de reconversión que necesiten desarrollar programas de capacitación para sus funcionarios. 

En el año 2008, mediante la Ley Nº 18406 se crea al INEFOP, organismo paraestatal sucesor de la ex Junta Nacional de Empleo (JUNAE) con foco en la Formación Profesional de los trabajadores en actividad y en seguro de desempleo, entre otras poblaciones específicamente contempladas en los objetivos del Instituto.

Es importante hacer un reconocimiento particular al rol fundamental de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU) y su larga trayectoria en la temática. El CETP (Consejo de Educación Técnico Profesional) presenta una oferta ampliamente diversa que va desde cursos de un año de duración cuyo único requisito de ingreso es contar con educación primaria completa orientados a la inserción laboral, hasta tecnicaturas de nivel terciario, pasando por sus diferentes ofertas de educación media

Podemos concluir entonces, que en los últimos 33 años, Uruguay se destaca por una fuerte transformación institucional en lo que refiere a FP, que esperamos se pueda materializar en un Sistema Nacional de Formación Profesional formal, que nos permita enfrentar con éxito los inminentes cambios que se aproximan”, concluye Pereyra.

¿Qué rol cumple la “Ley de Empleo Juvenil” en tal sentido? ¿Las “Prácticas Laborales” pueden considerarse como parte de la FP?

“Sin lugar a dudas, un segmento altamente vulnerable dentro del mercado de trabajo, son los jóvenes, cuyos indicadores de desempleo señalan que han superado el 20% promedio en los últimos meses. Además de la formación, en sus diferentes modalidades, sin lugar a duda la experiencia laboral sigue siendo determinante para el acceso a un mejor puesto de trabajo y a una remuneración digna. En tal sentido, la Ley 19.133 para el fomento del empleo juvenil, permite a las empresas obtener beneficios directos por la contratación de jóvenes sin experiencia. De todas maneras, nuestra mirada va más allá de estos incentivos, que son un simple “instrumento” en tal sentido. Nuestro propósito es sensibilizar realmente sobre los beneficios que representa considerar un joven –aunque no tenga experiencia- , fomentando el aporte intergeneracional que los mismos pueden hacer a la organización. 

No es fácil romper paradigmas y muchas veces las empresas no están dispuestas a invertir tiempo en la capacitación para aquellos que no han tenido aun su primera experiencia laboral, sumado a eso, algunos comportamientos de esta generación llamada “millenials” o “generación y o z” que también tienden a estigmatizar sobre la supuesta “falta de compromiso con el trabajo”, “menor apego por la empresa” etc. Si bien es claro que el comportamiento de las nuevas generaciones ha cambiado, sin lugar a dudas enriquecen la organización, aportan nuevas ideas, gustan de la innovación y la tecnología, y para el colectivo suele ser una inyección de energía que si se sabe gestionar correctamente, es sumamente enriquecedora. La ley busca sensibilizar a los empleadores, mas allá de los incentivos económicos, y por eso confiamos en que sea un instrumento válido para fomentar estas prácticas laborales dentro de las empresas”. 

Para la población en general, ¿Cuáles son las propuestas de formación ofrecidas por el INEFOP?

“Las propuestas de formación de INEFOP son muy diversas y tienen como propósito fundamental la inserción laboral, por lo cual las capacitaciones se vinculan en su mayoría a lo tecnológico y a los oficios; estamos alineados a las estrategias del sector público y a las necesidades de las empresas, a lo que sucede en el mercado”, señala Pereyra. 

Según el informe de demanda laboral por grandes grupos de actividad y ocupación, realizado anualmente por el MTSS, los avisos del sector Hotelería-Gastronomía y Turismo, Servicios y Oficios, Producción y Mantenimiento junto al área de Arquitectura y Construcción, conforman el 46% de la demanda laboral, por lo cual sin duda, ocuparse de dichos sectores, resulta clave para mejorar la empleabilidad de los trabajadores. 

Mucho hemos oído recientemente sobre “El fin del trabajo”, “La uberización del trabajo” y los mercados laborales de futuro. ¿Qué opina al respecto?

“La tecnología se concibe como contrapuesta al trabajo y no es así. La tecnología permite avances, esto lleva muchas veces a la reconversión laboral y en definitiva mejora la calidad de vida de las personas. Se mejora el desempeño en todos los ámbitos”.

¿Cómo vislumbra el futuro del empleo en Uruguay?

“La tecnología tiene que verse como oportunidad y no como amenaza, dado que crea oportunidades de trabajo y más acceso a bienes y servicios. Podría cuestionarse el empleo, pero el trabajo se desarrolla; el trabajo se sigue haciendo, aunque se haga de otra manera. La tecnología está cada vez más presente en todos los sectores. Tenemos que preparar a nuestros jóvenes para eso, verlo de un modo transversal”. 

¿Cómo nos podemos preparar los trabajadores de hoy, para este futuro? ¿Cuál será el rol de INEFOP en este proceso?

Según Pereyra, “sin lugar a dudas INEFOP cumple un rol fundamental por ser una institución de carácter tripartito. Todo debería pasar por ámbitos que garanticen el diálogo”. 

Vale recordar que INEFOP está dirigido por un Consejo Directivo integrado por 8 titulares, con sus respectivos alternos, en representación del Poder Ejecutivo, el Sector Empresarial, el Sector Sindical y un representante de las empresas de la economía social.

La actual integración del Consejo Directivo de INEFOP incluye representantes de: Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Ministerio de Educación y Cultura (MEC), Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), por las organizaciones más representativas de los trabajadores: Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT - CNT), por las organizaciones más representativas de los empleadores: Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay, Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), y un representante de las empresas de la economía social.

“Confiamos plenamente en el rol de INEFOP como referente para conducir este significativo proceso de transformación, en clave de diálogo tripartito”, concluye Pereyra.