La brecha salarial entre el hombre y la mujer podría desaparecer si las
empresas no incentivaran las jornadas laborales interminables.
La participación laboral de la mujer aumenta a gran ritmo desde
principios del siglo XX. Se redujo la brecha entre el hombre y la mujer en
términos de horas de trabajo remuneradas, horas de trabajo en el hogar, tipo de
empleos o educación.
También los ingresos de hombres y mujeres han mostrado una tendencia
hacia la convergencia, pero esa convergencia se detuvo en los años noventa.
Esta truncada convergencia de los ingresos motivó que Claudia Goldin, profesora
del Departamento de Economía de Harvard, publicara recientemente una
investigación en American Economic Review ("A grand gender convergence:
its last chapter").