Por el Dr. Juan Raso ...
Más de una vez ha sucedido que un trabajador viniera a mi Estudio y dijera: “Dr., soy víctima de acoso moral. ¿Qué puedo hacer?”...
En ese momento comienzo mi sutil interrogatorio
para tratar de entender en qué hipótesis se encuentra el trabajador: a)
efectivamente es víctima de un acoso moral; b) su empleador ejerce con
severidad (pero en los límites legales) su poder de dirección: un jefe
duro y exigente no es necesariamente un acosador; c) el trabajador tiene una
personalidad compleja y genera tensiones con las personas con las que se
relaciona.
En la segunda y tercera hipótesis con educación
expreso que no puedo tomar su caso y trato de explicar los motivos. La primera
hipótesis – percibo que el trabajador es verdaderamente acosado por su
empleador (o por un compañero de trabajo) – lleva a la segunda pregunta: “¿Qué
pruebas pueden aportarse en juicio para probar el acoso?”
En ese caso el trabajador puede tener una amplia
batería de pruebas, pero lo más común es que piense en la posibilidad de
aportar a uno o dos testigos. Otras veces tiene una grabación de las injurias
recibidas, otra – pero no es común – emails denigrantes.