Techo bajo y tacos altos...

Solo el cinco por ciento de los directores ejecutivos de las principales corporaciones, son mujeres. Según estudios de la OIT, el "techo de cristal", aun no se ha roto...

Recientemente, la OIT (Organización Internacional del Trabajo) publicó los resultados de su investigación mundial "La mujer en la gestión empresarial: Cobrando impulso". El informe concluye que sólo cinco por ciento o menos de los directores ejecutivos de las principales corporaciones son mujeres. Una de las principales conclusiones señala que "...mientras más grande es la empresa menores son las probabilidades de que sea dirigida por una mujer"...

El presente año, las Lic. Alejandra Duarte, Serrana Muñiz y Gabriela Pereira, realizaron un trabajo de  investigación bibliográfica para obtener el título de Mágister en Gestión Humana, el cual fue presentado ante el IEEM, y reafirmó que efectivamente, la realidad organizacional salta a la vista: la mujer ocupa menos puestos en la alta dirección que su contraparte el varón. Según investigaciones recientes la mujer ocupa tan sólo el 22% de las posiciones de liderazgo, y en la última década esta cifra prácticamente se mantuvo incambiada.

Las autoras comparten las principales conclusiones de esta investigación.

Saber, querer y poder...

Según Kenneth Merchant, para acceder a una posición en la Organización se deben dar tres condiciones:

Saber: es decir, poseer los conocimientos y competencias necesarias;
Querer: en el sentido de poseer el deseo y la ambición;
Poder: significando que tienen que estar dadas las condiciones contextuales y estructurales para acceder a una posición determinada.

Reconociendo que existen diferencias en el acceso de las mujeres a los cargos directivos, nos preguntamos: ¿Qué explica esa diferencia: la formación y capacitación, la ambición y el deseo o los condicionantes contextuales y estructurales?

Constatamos que la variable SABER no es la barrera que explica las dificultades que enfrenta la mujer en su acceso a los cargos de la Alta Dirección. En la actualidad, las mujeres no sólo tienen mayor acceso al sistema educativo sino que se gradúan en mayor proporción, promediando 100 mujeres cada 93 varones. Cada vez se duda menos de sus capacidades para ir asumiendo mayores responsabilidades en la estructura jerárquica de las Organizaciones. Por lo tanto: comprobamos que LA MUJER SABE.

La variable QUERER tampoco es la barrera que explica la sub-representación de las mujeres. Dicha afirmación se sustenta, por un lado, en el hecho de que, las mujeres con 2 o menos años de experiencia en la Organización superan a los varones en su ambición, y, por el otro, en que aquellas que tienen potencial aspiran a llegar a lo más alto en sus carreras. Las nuevas generaciones (millennials) son especialmente sensibles en querer alcanzar la máxima posición de poder. Afirmamos, que la mujer quiere ascender a lo más alto en la pirámide Organizacional, comprobando que LA MUJER QUIERE. 

Por lo tanto concluimos que las mujeres tienen la formación y capacitación adecuada: “SABER” y la ambición y el deseo: “QUERER” para acceder a los cargos de la Alta Dirección, pero existen condicionantes contextuales y estructurales: “PODER” que lo dificultan o hasta lo impiden. Entonces: ¿cuáles serían esas barreras?

Barreras...

Arribamos a la conclusión de que son las barreras del tipo psico - socio - culturales las que tienen mayor peso y son las que limitan el acceso de la mujer a dichos puestos. Ejemplos de estas barreras encontramos: la existencia de estereotipos de género tanto en la elección de las carreras como en la percepción de los cargos a los que debería aspirar la mujer, la mirada androgénica que prima en la sociedad y la profecía auto-cumplida tienen una influencia preponderante en la elección que la propia mujer hace de sí misma.

Desde lo organizacional, la falta de: redes informales, modelos de referencia, mentores, sponsors y políticas de gestión de personas son algunas de las trabas al desarrollo de las mujeres camino a la Alta Dirección.

Concluimos que las llamadas “barreras invisibles”, el “techo  de  cristal”  o el “laberinto laboral”, más allá de un mito, son una realidad, señalaron las expertas.

OIT. La clave es la sensibilización

En los recientes estudios realizados por la OIT, se concluye que las organizaciones nacionales de empleadores pueden desempeñar un papel importante para sensibilizar sobre el argumento comercial de elegir mujeres para cargos directivos.

Para Deborah France-Massin, "la participación cada vez mayor de las mujeres en el mercado laboral ha sido el principal motor del crecimiento y de la competitividad mundial. Es fundamental que más mujeres alcancen puestos directivos superiores en áreas estratégicas para disponer de una reserva más amplia de potenciales candidatos a cargos como directores ejecutivos o presidentes de una empresa, sin embargo, el "techo de cristal" sigue existiendo, tal como lo demuestra la concentración de mujeres en ciertos tipos de funciones directivas como recursos humanos, comunicación y administración".

“A menos que no se tomen medidas, serán necesarios entre 100 y 200 años para alcanzar la igualdad de género en las altas esferas. Es el momento de romper la barrera de vidrio de una vez por todas a fin de evitar las cuotas obligatorias que no siempre son útiles y tampoco eficaces. Que las mujeres ocupen los cargos directivos simplemente es bueno para los negocios”, concluyó Deborah France-Massin.

Techo de cristal
Se denomina techo de cristal a la limitación velada del ascenso laboral de las mujeres al interior de las organizaciones. Se trata de un techo que limita sus carreras profesionales, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando.


Son las barreras del tipo psico - socio - culturales las que tienen mayor peso y son las que limitan el acceso de la mujer a cargos de alta dirección