¿Propuesta de Valor o Marca Empleadora?

Pensar el Employer Branding desde la EVP


¿Qué está primero? ¿Debo desarrollar mi EVP (Employee Value Proposition) antes de crear mi Marca Empleadora?

Toda empresa u organización tiene una “Marca Empleadora”, no importa si la ha construido formalmente o no, si ha sido parte de un proceso metodológico y planificado o no y si la imagen que proyecta es la que desea proyectar. Todo lo que hacemos día a día consolida nuestra imagen como empleador y por ende, nuestro posicionamiento como tal, más allá del tamaño de la organización, el sector de actividad o los perfiles que deseamos captar o fidelizar.

En los últimos años asistimos a la explosión del “Employer Branding”, esta innovadora disciplina que conjuga aspectos de Recursos Humanos y Marketing, se ha vuelto uno de los tópicos más populares en los eventos y publicaciones de RRHH, sin embargo, antes de abordar frenéticamente una estrategia en tal sentido, deberíamos de repensar nuestra EVP (Employee Value Proposition), que será la base de nuestro posicionamiento como empleador. Esto que el marketing denomina usualmente “la promesa”, es en términos de employer branding, la “Propuesta de Valor al Empleado”.

1-Proyectar la EVP
La EVP es entonces un conjunto de atributos tangibles e intangibles que los colaboradores actuales (empleados) y potenciales (el mercado laboral) perciben como el valor que les aporta trabajar en una compañía determinada. En resumen: es lo que obtienen los empleados por su tiempo, esfuerzo y compromiso
Antes de diseñar la EVP es fundamental identificar entonces qué es lo que los empleados actuales y potenciales realmente desean. Mucho hablamos de los intereses de los “Millennials” (nacidos a principios de los años 80) y su relación con el trabajo. Si sabemos que en los próximos 10 años esta generación constituirá alrededor de 75% de la fuerza laboral en todo el mundo, nuestra propuesta sin lugar a dudas deberá estar orientada a los intereses y necesidades de este colectivo.
Si bien RRHH suele liderar esta iniciativa, es fundamental el compromiso de la alta dirección y su respaldo al proyecto de diseño o re diseño de la EVP.

2- Diseñar la EVP
Una buena alternativa es generar una instancia de reflexión grupal y mediante una “tormenta de ideas” o una dinámica específica, invitar a los colaboradores a construir o actualizar la Propuesta de Valor de la empresa. Tal como mencionamos anteriormente, es importante garantizar la participación activa de todas las generaciones que conviven en la organización, para que sea representativo, independientemente de su nivel jerárquico o antigüedad en la misma. El punto de vista de los jóvenes es vital, en consistencia con el punto anterior. Si bien la EVP son palabras, se constituye de hechos y experiencias del día a día de muchas personas actuales, pasadas y futuras de la organización.
Es importante responder a preguntas como; ¿Quiénes somos como empresa?, ¿A dónde queremos llegar?, ¿Qué nos importa realmente?, ¿Cómo son nuestros empleados clave?, ¿Cuáles son sus prioridades y motivaciones?, ¿Qué podemos ofrecerles realmente? ¿Qué nos hace diferentes?.

3- Redactar la EVP
Una vez delineada la EVP, la redacción de la misma constituye otro punto fundamental. Es fundamental que la frase sea simple, fácil de leer y recordar, sin tecnicismos ni complejidades. Es importante contar con el apoyo del área de marketing o comunicación, quien puede brindar su ayuda en este cometido, especialmente considerando que la EVP siempre está en sintonía con la Propuesta de Valor al cliente que la organización ha delineado.
La idea es asociar la marca y los atributos de identidad corporativa con las características que buscan los empleados y los candidatos: desarrollo, crecimiento personal, éxito, fuerza, buen ambiente laboral, buena reputación social, etc.
El desarrollo de una atractiva EVP da lugar a un círculo virtuoso entre el compromiso interno y el posicionamiento externo. Además de contribuir a la fidelización del talento interno y la captación de talento externo, estratégico para el desarrollo de negocio, la Propuesta de Valor impacta también en la reputación externa corporativa, que suele ser reconocida por todo el mercado.
Al igual que en la Propuesta de Valor al Cliente, es importante considerar tres pilares fundamentales: relevancia, valor y diferenciación.
Relevancia: Nuestra empresa realmente debe dar respuesta a las necesidades de los colaboradores que la integran.
Valor: Debe especificar claramente un beneficio real.
Diferenciación: Porqué elegir nuestra empresa ante otra.

4 – Comunicar la EVP
Recién ahora hablamos de “Employer Branding” (“Marca Empleadora”), seguros de que nuestra Propuesta de Valor es atractiva para nuestros empleados (actuales y futuros), tiene una visión de largo plazo (pensando en las nuevas generaciones) y se alinea con nuestra Propuesta de Valor al Cliente.
De acuerdo a un estudio realizado por Towers Watson, las compañías con una EVP diferenciada tienen mayor probabilidad de tener empleados altamente comprometidos y resultados financieros mejores que los de sus competidores. Este estudio refleja que solamente el 18% de las compañías tiene una EVP totalmente implementada y comunicada, segmentada por colectivos y diferenciada de sus competidores, un 32% de las empresas no tienen una EVP formal y casi la mitad de las compañías (49%) están entre estos extremos, teniendo una EVP desarrollada, pero no comunicada de forma eficiente

Vale destacar además que una EVP evoluciona a la vez que el negocio crece y la comunicación tiene que estar alineada a estos hechos.

Antes de terminar, nos preguntamos: ¿En el actual mercado laboral, es tan necesario trabajar la “Marca Empleadora”?
Sin duda la respuesta es “Si”. Seguramente tendemos a pensar que cuando la economía ya no es tan prometedora, las personas estarán menos propensas a cambiar de empleo, por lo cual nuestros colaboradores no se irán, y si nos mostramos como una empresa sólida, muchos querrán venir a trabajar con nosotros. Sin embargo, esto es relativo. Durante la crisis del 2002, muchas empresas sufrieron la pérdida de talento clave, por lo cual su recuperación post crisis fue mucho más lenta. Si en un contexto de crisis pierdo aquellos vendedores más experimentados, a quienes más conocen de mis procesos, productos o servicios, seguramente el costo de captar a su reemplazo, realizar una correcta inducción y lograr un similar nivel de desempeño, se verá afectado además por el contexto económico desfavorable, por lo cual lograr resultados comparables, será mucho más complejo. 
Buscando ser más eficientes, las organizaciones deben apostar más que nunca a fidelizar a su talento clave y a captar nuevos talentos, en línea con las necesidades del negocio en la realidad actual. Para ello, una correcta estrategia de Marca Empleadora es siempre un punto a favor.

En el contexto actual es la mejor herramienta para construir y fomentar este compromiso entre los empleados, hacerles partícipes del proyecto y que se conviertan en verdaderos embajadores de marca.