Lo que
parece una visión distópica del lugar de trabajo es casi rutina en el eje
empresarial Epicenter. La startup sueca ofrece a sus empleados y miembros
implantarles un microchip del tamaño de un grano de arroz y que sirve como
tarjeta electrónica: para abrir puertas, operar impresoras o comprar productos
con un movimiento de la mano.
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